Cuando hace 5 años, desde la otra punta de España, le daba vueltas a la idea de ser mi propia jefa, tener mi tienda de cosas bonitas y dedicarme al interiorismo, la idea de ser autónoma, al menos en mi cabeza, era la repera.
Por aquel entonces, parecía que emprender era la única opción viable si querías dejar de ser becario o trabajar en algo que no tenía nada que ver con lo que habías estudiado o quedarte en España.
Yo soñaba con un precioso local de techos altos, vigas vistas, un suelo hidráulico que sería digno de #ihavethisthingwithfloors y unos escaparates enormes, un altillo donde estaría mi despacho y un bonito patio interior lleno de plantas donde realizar todo tipo de eventos y presentaciones… Ser mi propia jefa iba a ser la leche, o eso nos decían a los que empezábamos a sacar las alas y nosotros, pues nos lo creímos. Nada de estar más horas de las que deberías, flexibilidad de horarios, tu te organizas y gestionas tu tiempo como quieras, blablabla…
Como soñar es gratis, a parte de mi bonita tienda, me imaginaba viviendo en un precioso apartamento digno de la galería de pinterest y que tendría tiempo para seguir formándome, aprender un montón de cosas nuevas con las que sacar lineas de productos propios para la tienda, aún tengo por ahí una libreta llena de listas de ideas (que por ideas no será)… Además claro está, viajaría y tendría vacaciones cuando quisiera, que para eso soy mi propia jefa!
Los que nos contaban el lado bueno de ser un miniempresario, se olvidaron de explicarnos todo lo que conlleva ser tu propia JEFA. Pero bueno ¿no dicen eso de que el camino se hace al andar? Pues ala! a caminar y tropezar con todas las piedras del camino, pero no te preocupes, que al final llegarás.
A día de hoy, no tengo mi casa pinterest, ni mi vida slow ideal para instagramear y que mis followers mueran de envidia, ni vacaciones, ni tiempo para ir al millón de cursos que me gustaría… Pero tengo una bonita tienda con unos escaparates enormes (mucho mas grandes de lo que me gustaría y que se comen toda la luz natural del local…las expectativas no son siempre como esperas :D), un precioso suelo que apareció durante la reforma, un espacio donde recuperar mis muebles y dar talleres y lo mejor de todo, clientes que entraron un día por la puerta y se han quedado en mi vida como amigos.
Las expectativas están sobrevaloradas y nos pueden hacer mucho daño. Es lógico que cuando te lanzas con un proyecto nuevo, quieras de lo bueno lo mejor. Pero hay un momento en el que tienes que pararte, ser realista y ver que camino quieres seguir, que tipo de vida te hace feliz y si el camino y esa vida feliz son compatibles.
Os preguntareis porque os estoy contando mi vida de esta manera, pero es que ya sabéis que cuando me da por escribir, empiezo y no paro. Y si no lo sabéis, deberíais leer el post en el que os cuento mi giro de 360 grados, mis encuentros con mi Guardián y quizás así entendáis un poco mejor el pequeño cambio que pretendo dar al blog (este que nunca consigo tener actualizado, pero sigo con el propósito encabezando la lista).
No os pasa que, hay veces que de repente te levantas un día y dices, madre mía pero si ya ha pasado un año, vuelve a ser verano y aquí sigo con mis chichas en amor y compañía y sin tiempo de aniquilarlas con una buena y saludable operación bikini. Quien dice las chichas, dice ese viaje pendiente, ese curso de costura, esos muebles que odias y que quieres pintar para intentar que tu casa sea tu paraíso particular, esa quedada semanal que tu y tus amigas prometisteis retomar a principios de año y que sigue sin ser real o la lista infinita de libros pendientes de leer. Ahora es cuando me decís que a vosotros también os pasa, porque sino meto la cabeza cual avestruz y no salgo hasta dentro de un siglo cuando seamos inmortales y el tiempo nos sobre a todos.
La cosa es que durante el tiempo que viví dominada por el guardián, me prometí unas 2000 veces que cuando me pusiera bien, cambiaría muchas cosas. Por fin me pondría a decorar mi casa, iba a dejar de comer comida basura y a cuidar mi alimentación, hacer deporte, ser mas organizada para poder aprovechar mejor el día y así disfrutar de mi escaso tiempo libre… Y cuando empecé a mejorar, las palabras se las llevó el viento y seguí igual, bueno igual igual no, seguí haciendo Pilates para mantener al guardián alejado y de momento lo mantenemos a raya. Pero vamos que me pasaba el día a todo correr, sin tiempo para nada y agobiándome en un vaso de agua.
Este invierno, se debieron alinear los planetas y decidí empezar a priorizar las cosas que eran 100% necesarias para mi. Me apunté a clases de Surf con Cris de Son do Mar, con la única intención de sentir esa desconexión del mundo de la que hablan los surfistas. Al final le cogí gustillo y ahí sigo, sin grandes logros pero la mar de contenta.
También me fui a de ruta europea a Paris, Berlin y Londres, me escapé un finde a Bilbao y unos meses después a Oporto. Los viajes tienen la capacidad de sacarte de tu rutina, hacerte ver tu vida desde fuera y replantearte las cosas.
Decidí cambiar la tele por los libros antes de irme a dormir y esos libros, que sigo escogiendo porque me gustan sus portadas, me hicieron volver a soñar, a creer que si te lo propones todo es posible y que la vida que quieres está ahí esperándote a la vuelta de la esquina. Por cierto, os recomiendo leer El día que sueñes con flores salvajes, detrás de esta novela romántica, se esconde una historia de descubrimiento personal maravillosa, que al menos a mi, me ha encantado. Y la portada preciosisima es de Ana Santos.
Ahora, como me dice una amiga, soy «la hierbas» porque intento sacar tiempo para hacer recetas veganas (sanas y riquísimas), procuro hacer pilates todos los días y meditar un par de veces por semana. Yo me río cuando me lo dice, pero la verdad es que es un cambio tan sencillo en nuestra rutina diaria y que cambia tanto tu día a día, que no se cómo no me convertí en «la hierbas» mucho antes.
Seguro que seguís sin entender a que viene todo esto, la verdad es que el plan que tenía para este post era otro y ya he cambiado 3 veces el titulo. Lo que iba a ser una pequeña introducción, se ha convertido en el tema central, así que aprovechando que estoy inspirada, prepararé también el otro tema para estos días. Como os decía arriba, quiero darle un pequeño giro al blog y que se convierta (si consigo ser constante) en una manera de mostraros un estilo de vida, mis descubrimientos y experiencias y por supuesto novedades que tenemos en la tienda, pero para eso ya está instagram y facebook, aunque ahora mismo llevo unas semanas en modo #detox 😉
Y como un pequeño spoiler de lo que pretendía ser esta entrada, lo que quería contaros es que después de darle muchas vueltas, he llegado a la conclusión de que lo de multiplicar las horas del día es imposible. ¿A que algunos aún pensabais que era posible, verdad? Pues lo siento pero no, lo que nos queda es ser organizados, establecer rutinas para ser más efectivos y tener una bonita agenda donde apuntar todo e ir tachando las cosas que vas haciendo. Como me gusta tachar y tachar!!♥♥♥
Y en este arrebato de ser más productiva, pues me puse a buscar algún curso online de fotografía y video. Así, el tiempo que invierto en hacer fotos a los productos, seguro que es menor o aunque sea el mismo, será de mejor calidad y me permitirá conseguir mejores resultados.
Y buscando y buscando y saltando de web en web, pues me encontré con algo muy guay, que al final no tiene mucho que ver con la fotografía, pero si con la creatividad, la vida slow y la importacia de dedicarnos un poquito de tiempo a disfrutar solos de la cosas que nos gustan y desconectar del mundo.
Pero eso os lo cuento en unos días, que esto ya ha durado bastante por hoy.
Así que feliz lunes!!! Y gracias a los que habéis llegado hasta aquí leyendo mis pájaros en la cabeza.
Montse Llamas says
Leo los posts con retraso pero los leo 😉 Y no quería dejar de comentarte que me gusta el nuevo rumbo del blog.
Espero todo lo nuevo que nos cuentes!
Besos.
Lydia says
Muchas gracias Montse!!! un besito
Marilyn Durán says
Felicitaciones, has logrado hacer de tú vida un hobby, leyendo el inicio de la lectura me sentí totalmente identificada contigo. Me encuentro en éste momento soñando, y espero que a mediano plazo sea una realidad.
Qué te vaya aún mejor, son mis mejores deseos, sigue emprendiendo. Saludos